El último año dejó más incertidumbre que certezas para todos, sin embargo, algunos aprendizajes son tan contundentes que están cerca de volverse verdades absolutas de esta nueva era. Los espacios al aire libre se convirtieron en el único lugar donde queremos estar; en casa, ese lugar es la azotea.

La azotea es un microespacio paradójico: un adentro que es afuera también. Ese cacho de ciudad sabe aún más glorioso cuando es la única manera de experimentar el exterior mientras nos sentimos seguros. Ahora que esos espacios reclamaron su lugar indiscutible en nuestro presente, pensar en renovarlos, adaptarlos y habitarlos de la mejor manera es un acto de cariño hacia nosotros mismos.

Cuando Paola, la dueña de esta azotea, llegó al departamento hace casi dos años, este espacio exterior era un desierto de cemento. Mucho aire fresco, la mejor vista, pero ni un solo lugar de sombra, ni una silla. Lo primero que decidió añadir fue una pérgola para dar sombra y protección, además de algunos muebles, todos de madera. “¿Por qué de madera?”, le pregunto, y no duda un instante para responderme: “Es más acogedor, el metal no se antoja nada”. Paola pasa muchísimo tiempo arriba, entre todas las plantas que reprodujo para transformar su azotea en una pequeña selva. Después de un tiempo, incluso decidió construir algunos muebles para guardar platos y utensilios, y no tener que bajar por ellos.

Elegir madera para un espacio exterior podría sonar contraproducente, pero todo recae en los cuidados. Miguel, un biólogo que lleva más de 20 años fabricando sus propios muebles de madera, lo expresó muy bien: “Un mueble de madera en el exterior es tan eficaz como un barco antiguo en el mar, si uno lo sabe cuidar”. Los muebles y las estructuras de madera bien protegidos son los más resistentes. Miguel indica que la primera pregunta que uno debe hacerse cuando se quieren poner muebles de madera en una azotea es ¿de qué tipo de madera están hechos? El encino y la caoba son maderas duras, resistentes e ideales para estar expuestas en la azotea. Un mueble de pino requerirá más cuidados para su conservación y su desgaste será más rápido.

Ya sea que se quieran fabricar desde cero o renovar los muebles para la azotea, lo más importante es la protección y conservación de la madera. “El mueble te va diciendo cómo está. Uno ve el desgaste, la opacidad, el deterioro”, cuenta Miguel. POLYFORM Barniz 11000 NG tiene máxima resistencia a la exposición en exteriores y, por lo tanto, a la intemperie; es un barniz ideal para pisos, escaleras y duelas, pues resiste muy bien el tránsito peatonal sin perder el brillo, y lo mejor es que también puede utilizarse en muebles. Está disponible en modo transparente y en tonos caoba, nogal y cedro.

Para muebles de exteriores, POLYFORM POLYDECK es un impregnante de base agua y con acabado transparente. Es el más recomendable para cualquier lugar con mucha humedad. Los muebles protegidos con este producto resisten la exposición continua a la luz y el contacto con el ambiente. Si lo que uno busca es un toque de color para renovar por completo un mueble, POLYFORM Barniz Color Base Agua tiene más de 2,000 colores disponibles y se aplica muy fácil y sin necesidad de lijar la superficie. Una brocha es herramienta suficiente para obtener un acabado profesional de tono cerrado en sillas, bancos, mesas, puertas o cualquier superficie de madera que no esté directamente expuesta a la intemperie.

Aunque en un futuro podremos volver a las calles, las azoteas siempre serán fragmentos deliciosos para disfrutar el mundo exterior sin salir de casa. El amor por las azoteas llegó para quedarse, así que lo mejor sería poner manos la obra y empezar a imaginar cómo nos gustaría que se viera la nuestra.