Primero en la industria de la belleza, luego en la moda y ahora llega al interiorismo. Es el degradado y es vanguardia.

Hay algo increíblemente relajante y bello en las paredes con degradados. El baile entre luces, sombras y tonos eleva el nivel de la aplicación del color, pues evoca sensaciones que se ven y se sienten como obras de arte.

Atrevido y dramático o sutil y delicado, las paredes con degradados tienen la capacidad de fungir como un factor sorpresa dentro de nuestra decoración, además de ser un proyecto inspirador y terapéutico que puedes hacer tú misma.

¡Claro! La maravilla de un plan como éste es que no existe una sola forma de aplicar, ni una manera correcta de realizarlo. Puedes emplear una técnica rústica o una más delicada, perfecta o imperfecta ¿Que se notan los brochazos? ¡No importa! Suéltate un poco y déjate llevar por tu creatividad.

Tus colores

Elige la paleta de color sobre la que quieras trabajar. Es importante que los tonos sean complementarios y no contrastantes para facilitar el efecto. Inspírate en un solo color con distintas tonalidades, o bien, en una paleta multicolor. También puedes usar la naturaleza como inspiración: el cielo, el mar, el atardecer, etcétera. La intensidad dependerá de lo que vaya más con tu estilo.

¿Algo sutil y elegante? Elige colores rosas, beiges o grises con diferentes tonos casi imperceptibles, pero que seguramente crearán un efecto muy interesante. ¿Algo más intenso? Opta por un color brillante y colócalo sobre tu muro de acento.

Complementos y accesorios

Para que tu espacio quede como un auténtico cuadro de colección, elige objetos que puedan brindar una personalidad más profunda a tu espacio. Piensa en todos los detalles que ayudarán a vestir tus muros: marcos barrocos para tus fotos o cuadros, una pieza original de mobiliario, vasijas decorativas con plantas, cojines llenos de texturas, tapetes, cortinas, telas diversas.

¿Qué necesitas?

• Pintura Vinimex (al menos dos colores o el mismo color en dos tonos)
• Cinta azul Comex
• Plastiprotector
• Brocha
• Rodillos
• Charolas de pintura (te sugerimos usar una por color)

7 pasos para lograrlo:

1. Limpia muy bien la superficie en la que vayas a trabajar.
2. Coloca cinta azul en forma horizontal para usarla como guía de los colores que usarás. Esto te ayudará a que el degradado quede a la misma altura siempre. Por ejemplo, si vas a usar cuatro colores, deberás dividir tu pared en cuatro bloques.
3. Prepara la pintura que usarás en charolas. La clave para lograr este efecto radica en que al momento de juntar los colores, la pintura esté fresca todavía, así se forma el efecto.
4. Comenzando por el color más claro, despega un pequeño pedazo de la cinta que estás usando como guía del centro y comienza a pintar el bloque con el rodillo. Pinta incluso un poco del siguiente bloque para empalmar la pintura. Ve despegando cuidadosamente la cinta conforme te vayas moviendo hacia los lados.
5. Pinta el siguiente bloque de color.
6. Para lograr el degradado, apóyate con la brocha haciendo movimientos hacia arriba y abajo y en forma de “x” para un acabado más uniforme.
7. Repite hasta que tengas todos los bloques pintados, y ¡ya está!